viernes, 21 de mayo de 2010

Este sigue a la primera...

Pues heme aquí, escribiendo por segunda vez (algo impensable hace un par de días) y con ganas de explicar un par de cosillas, quien dice un par, dice una y mal... pero bueno, espero que se entienda.
Me gustaría explicar el título de este blog, El blog dependiente...podría decir que se llama así porque de algo (mejor dicho de alguien...) depende, o simplemente por ir un poco a contracorriente, como ahora está de moda la independencia y todas esas memeces... aunque también podría confesar que es porque todos los títulos buenos estaban pillados, ¡cachis, llego tarde!
Ayer la frase con la que me despedí ("solo una boca y dos oídos") se puso en último lugar, pero no por ello menos importante. Es de Zenón de Elea, un filósofo impresionante del siglo V a.n.e. que ya por aquel entoncés, mucho antes de que occidente se considerara el centro del universo, trataba problemas matemáticos y metafísicos de los que solo siglos después se volvió a hablar...
El poder de una palabra, de la palabra en general, o de una frase; solo tenemos una boca, que además sirve para más cosas que hablar y un par de oídos, que esos sí son solo para escuchar lo que sucede a nuestro alrededor, primero hay que escuchar, asimilar (no todo el mundo puede, lo lamento...) y luego, si te ves capaz, intentar verbalizar una idea.
Cuento todo esto (y...sí, yo también me pregunto a qué viene esta chorrada supina) para intentar ilustrar un poquito como soy, y ¿pa`que?, pues para que se sepa que me apasiona la filosofía, el saber en general, la cultura en particular (por cierto, ¡¡el cine español no es cultura por mucho que se empeñen!!), que cada mínimo detalle que sucede en la naturaleza es digno de mi tiempo, de mi observación y por supuesto de toda mi admiración...
Todavía no he perdido la fe en la humanidad, de hecho sigue asombrándome con sus pequeños pasos de gigante. Sólo quería transmitir un poquito de todo lo que veo, porque al fin y al cabo, cuando ves a través de otros ojos, la perspectiva cambia.
Un beso

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