Lo leo cada poco, mejor dicho, lo releo... y cada vez que lo hago me parece descubrir un matiz diferente.
Espero que disfrutéis de este pequeño y genial (porque no va reñido) monólogo, todo el mundo conoce el inicio, pero al leerlo entero, es cuando tienes la oportunidad de apreciar la idea en su conjunto, una idea que no olvidemos es del siglo XVII y parece tan moderna, tan de ahora, tan de siempre...
Shakespeare, va por ti:
¡Ser o no ser: esta es la cuestión! ¿Qué es más elevado para el espíritu: sufrir los dardos de la insultante Fortuna, o tomar las armas contra un piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas?
¡Morir..., dormir, no más! ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir..., dormir! ¡Dormir! ¡Tal vez soñar! ¡He ahí el obstáculo! ¡Porque es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevenir en aquel sueño de la muerte, cuando nos hayamos librado del torbellino de la vida! ¡He aquí la reflexión que da existencia tan larga al infortunio! Porque ¿quién aguantaría los ultrajes y desdenes del mundo, la injuria del opresor, la afrenta del soberbio, las congojas del amor desairado, las tardanzas de la justicia, las insolencias del poder y las vejaciones que el paciente mérito recibe del hombre indigno, cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple puñal? ¿Quién querría llevar tan duras cargas, gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, si no fuera por el temor de un algo, después de la muerte, esa ignorada región cuyos confines no vuelve a traspasar viajero alguno, temor que confunde nuestra voluntad y nos impulsa a soportar aquellos males que nos afligen, antes que lanzarnos a otros que desconocemos?
Así la conciencia hace de todos nosotros unos cobardes; y así los primitivos matices de la resolución desmayan bajo los pálidos toques del pensamiento, y las empresas de mayores alientos e importancia, por esa consideración, tuercen su curso y dejan de tener nombre de acción...
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Vaya, siempre he tenido la intención de iniciarme en la obra de Shakespeare y tú acabas de dar el pistoletazo de salida. En mi ignorancia, nunca imaginé que fuese tan intenso.
ResponderEliminarLo añadiré sin falta a mi estantería junto a Niebla, La vida es sueño y otros más. ;)
Un gran blog, saludos.
Muchisimas gracias sindromedekorsakoff, me alegra saber que vas a adentrarte en el mundo Shakesepeare, no te defraudará jamás.
ResponderEliminarBienvenido a mi blog y recibe este cordial saludito...
Primera visita. Y vaya entrada en la que aterrizo. Me quedo dando vueltas por tu blog. Un saludo.
ResponderEliminarBLANCO, no me gustaría ser pesada, pero es cierto:¡muchisimas gracias! paseate todo lo que quieras, solo espero que te guste...otro saludo enorme!
ResponderEliminarPues aquí tienes a otra lectora que se suma y que se queda dando vueltas. Me ha llamado la atención tu entrada.
ResponderEliminarUn beso! ^^
Hella
¡Bienvenida Hella! a ver si uno de estos días me da por escribir otra cosita...un beso!
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